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IRAQ, ALGO MÁS QUE UN SIMPLE DESTINO TURÍSTICO (Texto de análisis)

Octubre, 2008

El futuro político y social de Iraq y la posible salida de las tropas de EEUU en los próximos tres años.

A comienzos del presente año, el principal comité de seguridad de Iraq viene analizando el borrador de un acuerdo que podría significar el retiro de las tropas estadounidenses en un plazo máximo de tres años.

El borrador del acuerdo presentado por el jefe del Pentágono, Robert Gates, ante el Congreso de EEUU, indica que las tropas estadounidenses dejarán las ciudades y poblaciones iraquíes para mediados del 2009 y se retirarán completamente para fines de 2011, pero según Richard Lister, periodista y analista internacional de la BBC, el acuerdo busca mantener una mínima presencia militar de tropas estadounidenses en distintos puntos del país árabe bajo la consigna de entrenar a las fuerzas de seguridad iraquíes y que dichas tropas norteamericanas obtengan inmunidad ante la justicia iraquí. Asimismo, Lister sostiene que la inmunidad también sería aplicada a las petroleras estadounidenses que operan actualmente en Irak. Hecho público los puntos del acuerdo que la Casa Blanca está negociando con Nouri al-Maliki, primer ministro de Iraq, a finales del mes de octubre, cerca de 50.000 seguidores del clérigo chiíta Moqtada al-Sadr protestaron en Bagdad contra las negociaciones entre el gobierno de Irak y Washington sobre el futuro de las fuerzas estadounidenses en el territorio árabe porque consideran que la posible inmunidad que sería otorgada a las tropas norteamericanas y empresas petroleras estadounidenses, viola la soberanía de Iraq y favorece a los intereses políticos y económicos de Estados Unidos en la región árabe.

Desde el 2003, año que se llevó a cabo la invasión encabezada por EEUU a Iraq, se han dado una serie de sucesos que han marcando dicha invasión. Primero, la invasión terminó con un gobierno que había jugado un papel predominante en toda la región de Oriente Medio por más de tres décadas. Por tal motivo, en los últimos cinco años los escenarios de la situación en Iraq han variado tanto en los aspectos políticos, sociales como militares. No obstante, luego de la captura de Saddam Hussein, el 13 de diciembre del 2003, se inició una nueva etapa en la ocupación de Irak con el traspaso de poder el 28 de junio del 2004 a un gobierno provisorio nacional y escogido por EEUU. Sin embargo, a los siete meses de celebrar el traspaso de poder, se realizaron, después de medio siglo, las primeras elecciones multipartidistas en Iraq con la finalidad de elegir una asamblea constituyente para que gobernara el país de las segundas reservas de petróleo más grandes del mundo.

Pero la poca concurrencia a las ánforas y la violencia desatada durante el proceso electoral en enero del 2007, mostraron a un país cada vez más dividido. Esa división social tomó fuerza cuando grupos insurgentes iraquíes atacaron la mezquita de Al-Askari, en la ciudad de Samarra, al norte de Bagdad, la cual simboliza uno de los lugares más sagrados de los musulmanes chiítas, los cuales son minoría en Iraq. A partir de ese ataque se generó una ola de violencia sectaria en la que miles de personas han muerto a lo largo y ancho del territorio iraquí. A raíz de la violencia desatada en Irak, a comienzos del año 2007, W. Bush aprobó el despliegue de unos 30 mil soldados más en Iraq para reforzar la seguridad, sobre todo en Bagdad.

¿Pero, por qué tanto interés por parte de EEUU en un territorio lejano y azotado por la violencia y la pobreza? No en vano, basta citar datos numéricos para comprender la importancia de Iraq desde un punto de vista económico para Estados Unidos y el por qué tan deseosos de firmar un acuerdo con el gobierno iraquí. Un 65,4 % de las reservas mundiales de petróleo se encuentran en Medio Oriente. Mientras que las mayores reservas de petróleo se hallan en Arabia Saudita con un 24.9 % de las reservas totales, seguidas de las de Irak con un 10.7% de las reservas totales del mundo. Además, actualmente Estados Unidos consume 20 millones de barriles diarios y más de la mitad de dichos barriles, son importados. Es así que los recursos energéticos son vitales para estados Unidos, ya que cerca del 70% a 75% de las empresas estadounidenses, están en el sector energético.[1] Por lo tanto, anular la presencia militar estadounidense, y sobre todo, perder los millonarios contratos petroleros en manos de empresas estadounidenses dentro del territorio iraquí, supone millonarias pérdidas económicas en el sector energético, puesto que la producción de un barril de crudo en Iraq cuesta entre de 1 y 1,5 dólares[2], lo cual no es posible en ningún otro país a excepción de Arabia Saudita, país que no quiere ceder sus reservas a contratistas extranjeras de ningún tipo.

No obstante, la situación actual es muy complicada para EEUU, ¿Por qué?. Por un lado, quedan tan solo dos meses para que venza el mandato de la ONU sobre las fuerzas de la coalición. Luego del 31 de diciembre, si EEUU no logra que el parlamento iraquí firme el acuerdo que comprende 27 puntos y uno de los cuales incluiría el compromiso de conceder a los soldados de Estados Unidos cierto grado de inmunidad frente a las leyes iraquíes, los 147 mil soldados estadounidenses que actualmente se hallan en territorio iraquí tendrían que salir de forma inmediata, a menos que el Consejo de Seguridad apruebe una nueva resolución para que la ONU controle nuevamente las fuerzas de la coalición.

Asimismo, la administración W. Bush no puede obviar que Rusia es uno de los miembros Permanentes del Consejo de Seguridad y que en los últimos tres meses, las relaciones diplomáticas de ese país con EEUU han sido tensas a partir del reconocimiento de la independencia de Kosovo en febrero del presente año por parte del gobierno de W. Bush y a la cual Rusia se opuso; así como también por el programa de defensa que EEUU viene desarrollando junto a países como Polonia y República Checa, con los cuales ya firmó un tratado para que se pueda levantar en dichos territorios un escudo antimisiles para evitar un ataque de Irán contra occidente y por el conflicto con Georgia. Ante tales hechos, líderes rusos como el ex presidente Vladimir Putin y el ex líder la Unión Soviética, Mijaíl Gorvachov, se pronunciaron ante la política exterior de Estados Unidos en la zona. Es así que el 9 del septiembre del presente año, en el diario el País de España, Gorbachov criticó el accionar de EEUU. “Rusia no aceptará que sus intereses nacionales sean ignorados. Europa tiene que revisar su posición. Y el escudo antimisiles (que formará parte de los territorios de Polonia y Ucrania), es contra Rusia. Irán es un espejismo. Por la experiencia de los últimos años, ya no confiamos en la Administración de Bush”. Por ende, las probabilidades de que Rusia vote en en Consejo de Seguridad contra de Estados Unidos para que controle Irak, son muy altas.

Pero, por otro lado, los problemas de la administración W. Bush tienen otros flancos. Uno de ellos es Irán, país que ha sido acusado por EEUU de usar a Iraq como escenario para infiltrar insurgentes para que se enfrenten a las tropas estadounidenses. Sin embargo, el país musulmán de mayoría Chiíta, no se quedó callado y a través de Hashemi Rafsanjani, ex presidente de Irán, acusó a EE.UU. de utilizar la situación en Irak para dividir a los musulmanes, sembrando la discordia entre las comunidades chiitas y sunitas. Pero el rechazo y críticas hacia la política exterior de EEUU en Oriente Medio no son sólo de Irán. El pasado 26 de octubre, fuerzas estadounidenses llevaron a cabo un operativo militar en la frontera entre Irak y Siria y acabaron con la vida de ocho personas. Dichos sucesos fueron calificados por el canciller sirio como una ofensa terrorista por parte de EEUU. Sin embargo, lo curioso es que dicho ataque transfronterizo se da a pocos meses del relevo presidencial en Estados Unidos. Por tal motivo, el especialista en Oriente Medio de la BBC, Jeremy Bowen sustentó que podría tratarse de un intento por recordarles a los votantes de Estados Unidos que todavía quedan amenazas militares extranjeras y generar una sensación de miedo para favorecer a McCain.

Sin embargo, al margen de los atentados en Siria, ambos candidatos a la presidencia de Estados Unidos no se han pronunciado durante sus campañas de forma concreta y clara ante la futura situación de Iraq y la permanencia de presencia militar y de empresas petroleras norteamericanas en el país árabe. Basta con decir que Iraq cumple un rol indispensable porque al tener las segundas reservas petrolíferas más importantes del mundo, pasa a formar una pieza clave en la economía mundial. No obstante, al encontrarse en la parte central de Oriente Medio, se ha convertido en el lugar estratégico para los actuales intereses políticos – militares de Estados Unidos, los cuales se centran en hacerle un seguimiento a Irán, Siria y Afganistán. Además, geográficamente, Irak sirve como barrera entre los intereses religiosos de los musulmanes chiítas de Irán, que quieren apoderarse de la Meca ubicada en Arabia Saudita, y entre los musulmanes sunitas de Arabia Saudita. Al mismo tiempo, la posición geográfica de Irak permite establecer una barrera física ante los intereses políticos y económicos que tenga Rusia y China y así ‘avisarles’ que no tienen el camino libre hacia Medio Oriente, y actualmente, según Chomsky en un artículo titulado “En Iraq, un pacto con el diablo” y publicado el 7 de septiembre en El Comercio, EEUU se encuentra construyendo bases militares en distintos puntos de Iraq, como si pretendieran establecer una presencia militar indefinida.

Pero las futuras decisiones, ya sean de líderes Republicanos o Demócratas, sólo serán posibles si el parlamento iraquí acepta y firma el tratado que viene negociando desde hace diez meses con la administración de W. Bush. Por lo tanto los posibles escenarios del futuro de Iraq son dos. Primero, en el caso que el parlamento Iraquí acepte el tratado, las tropas estadounidenses podrán mantenerse en el territorio árabe por un plazo de tiempo indefinido y seguir de cerca los ‘movimientos’ de los países vecinos y explotar el oro negro del suelo iraquí.

Además, según la BBC en un articulado publicado el 25 de agosto, por un lado el candidato republicano MaCcain es partidario de una presencia militar permanente en Irak, mientras que el candidato Obama, por el partido demócrata, propuso que en su mandato retiraría las tropas estadounidenses al ritmo de un batallón por mes con el objetivo de retirar la presencia militar en un plazo de 16 meses.

Por otro lado, en el caso que el parlamento iraquí rechace el acuerdo y el Consejo de Seguridad no apruebe una resolución a favor de del control de Irak por parte de la coalición, ya sea Obama o McCain el presidente electo, tendrá que retirar las tropas estadounidenses inmediatamente del país árabe. A falta de una presencia militar, la violencia sectaria podría intensificarse y desatarse una guerra civil entre musulmanes chiítas y sunitas. Al mismo tiempo, Irán pasaría a ser la nueva potencia militar de la región. Por tal motivo, al encontrarse un Iraq desarmado y donde las diferencias sociales y étnicas están bien marcadas, Irán no dudaría en invadir territorio iraquí con el objetivo de llegar a Arabia Saudita y recuperar la Meca: símbolo máximo de la religión musulmana y que los musulmanes Chiítas de Irán reclaman desde la caída del Imperio Otomano. No cabe duda de que la administración W. Bush presionará al parlamento iraquí para que firme un acuerdo que favorece los intereses políticos y económicos de EEUU en la conflictiva región de Oriente Medio.



[1] Cfr. Análisis de la política exterior de México: Impacto de la industria petrolera

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